La
ruptura con el movimiento obrero y con los movimientos sociales se corresponde
también con una ruptura con la crítica de las relaciones de producción,
substituida en la estela de la vague postmoderna, y en particular foucaultiana,
por el estudio de las relaciones de poder y dominio. De ahí la tendencia a
concentrarse exclusivamente en las instituciones que garantizan y mantienen con
vida el sistema de los roles sexuales: matrimonio, familia, prostitución,
heterosexualidad.
La intuición fecunda de que las relaciones de opresión sexual son relaciones políticas no se acompaña de una crítica de las relaciones de clase con las que la opresión patriarcal inevitablemente se entrelaza, ni de las relaciones de producción sobre las cuales se injerta. Ello tiene inevitablemente consecuencias políticas y teóricas. En primer lugar, la dificultad de leer cómo otras determinaciones, de clase o de raza, por ejemplo, influyen, no solo en las formas de la opresión sufrida, sino también en los procesos de identificación y "subjetivización" de las mujeres. Este choque se verifica ya muy pronto en el choque con las militantes negras de los movimientos de liberación de clase y raza y con su rechazo de poner en segundo plano su identificación de clase y raza respecto a su identificación como mujeres, cosa que ha conducido posteriormente a la separación de las feministas negras.
**************
Este
es un proyecto que se mantiene de donaciones voluntarias. Si
deseas colaborar con LAS MUJERES QUE LEEN SON PELIGROSAS puedes DONAR AQUÍ.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario